Al comienzo de los tiempos sólo había un caos del que surgió un huevo de 18.000 años.
Cuando las fuerzas yin y yang se equilibraron, 盘古 salió del huevo cósmico y emprendió la tarea de crear el mundo, dividiendo en primer lugar yin y yang con su hacha; el pesado yin se hundió y formó la tierra; el ligero Yang se elevó para formar los cielos.
De su respiración surgió el viento, de su voz, el trueno; de su ojo izquierdo, el Sol, del derecho, la Luna.
Las montañas nacieron de su cuerpo, de su sangre, los ríos. Sus músculos dieron lugar a las fértiles tierras, el vello de su cara en las estrellas y la Vía Láctea.
Sus cabellos dieron origen a los bosques, sus huesos a los minerales y la médula, a los diamantes sagrados. Su sudor cayó transformándose en lluvia.
Las pequeñas criaturas que poblaban su cuerpo, se convirtieron, llevadas por el viento, en seres humanos.
"盘古开天地" Es uno de los tantos mitos que versan sobre La Creación del Mundo en la cultura china. En todas las versiones recogidas al respecto, se hace alusión a un dualismo cosmológico; por un lado, la luz, el Sol y el fuego (representado por un pájaro), y por otro, la oscuridad, la luna y el agua (serpiente acuática).
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